Pinceles de miradas componiendo montajes fotográficos que cuajan en fotogramas la vida entera.
Todo naturaleza muerta, no!. Pero si inmovilizada en vida, con retoques, con estilismo y con espontáneos puntos de fuga, colocados y abandonados por manos meticulosas.
Juego de texturas y luces conformando un archipiélago de la vida, embudos botánicos de la realidad que se materializa ante nuestros ojos, de forma habitual.
Imágenes de la cascara irreal de la naturaleza, el paso del hombre por la tierra y sus despojos abandonados en el atardecer del tiempo.
La paleta despunta en tonos sepia, el banquete hace años que se celebró y el postre tiene regusto a piedra, la realidad se esfuma en la catarsis cotidiana.
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