Uñas rojas cercan el sudor de la tierra,
tiemblan entre el cereal y las yerbas
a veces como un océano de labios rojos
y otras como besos castos en césped verde.
Revientan en tierra sazonada
clavando sus uñas al viento y a la brisa
se columpian al vuelo como fuego
mientras su pértiga atempera refinada.
Se visten de gala trigales y prados
y de armiño acequias y cunetas,
como reinas en salvaje danza apasionada,
inquietas
en un profundo juego de seducción
Danzantes pierden pétalos como uñas
con sabor a grano, sol y simiente,
futuras germinaciones que se esconden
como brotes de luz celosa en la tierra.
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