26 may 2013

RUBEN PINAR


Se cuela el sol por la circunferencia de medio tendido,
albero abierto al cielo y goloso de aurífera arena,
el acartelado se concentra firme y solo
bajo las cargadas miradas de la grada locuaz.





  




Rezan plegarias como mensajes de amor
con el fervor de un corazón bravo y resuelto,
el torero apunta al infinito y mas allá,
tarde de toros y belleza torera.






  
Maduro el torero, se relaja el diestro,
abiertas las telas gobierna las nobles embestidas
del que acude raudo al chispeante platillo,
por naturales se somete en acreditadas tandas.







 

Clavado en rodilla segura en los mismos medios
invoca al chorreado y astifino bruno hasta las cepas
alumbrado por los Ángeles de la guarda
que despejan los pitones de los muslos.






 



Toro y torero deshojan la flor de la lidia,
desplegando empaque en el cruce de testuz y muleta,
espectáculo mandón, largo y profundo,
en faena ligada al hilo y sangre, fiesta y tauromaquia.























La taleguilla de blanco y oro de par en par
convoca la suerte en silencio de cementerio,
mientras centellea el acero bajo la luz de la tarde,
un fulgor, como una parda ola contra la roca del puerto.

























Lid y muerte de bravo en los medios,
encendida la pañolada en los asfixiados tendidos,
danza de amor y agonía en bella suerte,
faena redonda para una salida a hombros.




TEXTO Y FOTOS:AGFOVIC. DERECHOS RESERVADOS.

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