22 abr 2013

MOROS Y CRISTIANOS

Desde que comenzamos a caminar como agrupación, nuestro estimulo continuo ha sido el plasmar esas imágenes coloristas, de entusiasmo, ardor, belleza y fragor, actos de combate que supone nuestra Fiesta.


Por eso nuestro primer articulo, queremos realizarlo como homenaje a todas las comparsas y festeros que la hacen posible. Así pues, realizamos una orientación en la infinidad de imágenes intimistas que nos alegra los sentidos con su música y sabores, que nos hace temblar con sus estampidos y tradiciones, que nos recubre con su pólvora y el manto de la Patrona.


Sabemos que no se puede plasmar todo, por eso queremos con este comienzo un pequeño recordatorio, para encaminarnos en un futuro en monográficos festeros con nuevas imágenes.


Cada Septiembre, cuando el verano se acaba y las golondrinas preparan ya el equipaje, Caudete se engalana, cubre de oro sus calles y grita, con toda la fuerza que la pólvora le puede dar, que está en fiestas. Se hacen las "pasticas", se limpian las rejas y ventanas, los vecinos colocan las "bandericas" y se ponen los arcos de luces. ¡Estamos en fiestas!.


 

El festero prueba su trabuco, ultima los detalles de su traje y desempolva los recuerdos de años anteriores intentando entrever si el mundo termina con el trueno gordo de la ultima traca del joven Día 11.


El primer acto de las fiestas es el Pregón Festero. Desde las almenas del castillo de Embajadas, el pregonero con el conjuro de sus palabras, abre las ficticias puertas de la Fiesta Caudetana.
Después del Pregón Festero "la Retreta" nos trae el primer sabor de Fiesta, con sus charangas, su bullicio informal, el girar de los Faroles, los "farolicos" de papel encendidos, la alegría y el sudor de la masa de festeros que toma las calles.



Todavía no se ha extinguido la juerga nocturna y ya la primera Diana nos despierta con sus petardos y tracas. Este primer olor a pólvora acompaña el Paseo de Volantes con su séquito y músicas que pone el primer color de nuestra fiesta, con la gracia que caracteriza a estos pequeños Volantes. Acto sencillo y entrañable donde los haya.
























La Mascletá, esa sinfonía de estruendo infernal y pólvora nos anuncia el principio oficial de Fiestas. El fragor del estruendo embota los oídos y abre los corazones a la música de la Entrada.



 Cuando la tarde comienza a desperezarse de sus calores, llega la Entrada De Moros y Cristianos, La música, los caramelos y las sonrisas amplias componen con el fuerte colorido de las Escuadras el oleo con el que viste las calles del pueblo.





 Los Desfiles constituyen los momentos más esplendorosos de las Fiestas de Moros y Cristianos. Los dos desfiles de Caudete son La Entrada, día 6 de Septiembre, y la Enhorabuena, el día 9 de Septiembre. En ellos desfilan las distintas comparsas acompañadas de música y el jolgorio habitual del publico que se agolpa en las calles. Las escuadras dejan a su paso un rastro de jubilo y satisfacción que permanecerá durante todas las fiestas, el ambiente rebosa de aplausos y vítores entre las marchas musicales, bien sea moras, cristianas o pasodobles.
























Todavía resuenan las ultimas notas en nuestros oídos de la entrada y cuando nuestros parpados solo acaban de cerrarse, la Diana del 7 de Septiembre nos anuncia el correr en silencio entre la bruma del ultimo velo nocturno hacia el hogar de nuestra Patrona. Nuestra Señora la Virgen de Gracia efectúa su salida a las siete en punto con disparos de morteros y pirotecnia diversa.





Los Abanderados esperan la llegada de la Patrona con ese sentir y nerviosismo tan particular que solo ellos mismos pueden describir. El Ruedo de Banderas ante su Señora consta de 180 vueltas, tras las primeras noventa vueltas los hábiles portadores de las insignias, inclinan su rodilla para cumplir la segunda parte del acto.


 


Encabezando cada comparsa el Volante realiza el saludo a la Imagen. La Rueda reverencial que aprendió bajo la tutela del Sargento durante un año, "pasico" a "pasico". En ellos reside el encanto y belleza de las fiestas. Ataviados con bellos trajes, atraen las miradas de todo el mundo, convirtiéndose, a la vez, en una imagen tierna y cercana. A pesar de su corta edad, ejercen el cargo con la madurez de un adulto y a veces como a sus mayores las emociones les puede.





Conforme avanza la mañana "La Traída" se convierte en una procesión de luminosidad que inunda todos los rincones. Las "lagrimas de pólvora" de los festeros forma el manto entregado a su Virgen, por el cual el rito de todos los años se cumple. Fugaces llamaradas ponen luz y color a esta larga mañana. El humo se filtra entre la hojarasca formando estrellas festeras que cubre el traslado de la Patrona.








































Con la Virgen de Gracia en su residencia, Caudete queda impregnado de un embriagador perfume a pólvora, que introduce tanto a los residentes como al "forastero" en sus Fiestas. En ese instante en que la chispa enciende la pólvora se aglutina toda la magia, la ilusión y el misterio.  



Un disparo concentra toda la belleza y elegancia del que se siente festero, que encuentre "las lágrimas" como la mejor forma de devoción a su Virgen de Gracia.



Los trabucos, arcabuces y espingardas relucen en "las Guerrillas", en las que son protagonistas, y se han establecido como uno de los iconos de la fiestas de Moros y Cristianos de Caudete.



 El fragor de la batalla rememora la historia de la Villa, las calles quedan negras y el asfalto se confunde con la pólvora. Los ejércitos de la Cruz se enfrentan a los de la Media Luna. Guerreros, Mirenos y Antigua contra Tarik y Moros. Lucha que tiene su replica histórico teatral en la representación de "El Castillo".












Los Episodios Caudetanos son otro de los momentos mas bellos y singulares que la Fiesta Caudetana nos puede brindar. Están divididos en tres actos que se representan los día 7,8 y 9 de Septiembre.


En el primero se narra la caída de la fortaleza en manos musulmanas, la partida de los clérigos y el enterramiento de la imagen de Ntra. Sra. De Gracia.




Al día siguiente se escenifica el segundo acto tras la correspondiente Guerrilla, en el que las tropas de D. Jaime I toma por asalto el castillo.


 Y para concluir, el día 9, se lleva a cabo la representación de la expulsión morisca y el hallazgo de las imágenes de los patrones de la localidad: la Virgen de Gracia y San Blas.




Los Ruedos de Banderas y Los Acompañamientos diversos pueblan el pueblo con su ruido atronador y sus momentos de paz y sosiego. "los Ruedos" son el acto mas representativo de nuestra Fiesta, a la vez que, por su delicadeza y solemnidad, ofrece un bello placer para los sentidos.


Durante los días de fiestas se realizan ruedos de banderas en distintas zonas del pueblo, tanto en las diversas procesiones como en los actos propios de Los Acompañamientos. Plazas, calles y Capitanías concentran en esos momentos todas las miradas en un reducido espacio. Los abanderados, ajenos a la presión  aunque sin olvidarla, fijan sus ojos en un punto indefinido, con la tensión reflejada en su cara, han esperado ese momento toda su vida.




 
Las banderas giran y giran, la música no cesa y el publico, embelesado, responde al sacrificio con admiración y, por qué no, un poco de envida. Años de ensayos, anhelos, el mero hecho de "rodar" la herencia de sus mayores, se concentran en la expresión o el reflejo de lo que su corazón irradia: pasión








El festero tiene la convicción de que las Fiestas nunca terminan, ni tampoco desaparecerán, representan el patrimonio acumulado durante muchas generaciones, se mantendrán inalterables ante el paso del tiempo, aunque adaptándose a cada momento.




 Pues para orgullo de todo el pueblo, estas fiestas no son una lucha de religiones, ni una simple recreación histórica,  ni un decorado ficticio, sino el amor de los Caudetanos a su Patrona, la exaltación de unos valores anclados tanto en el pasado histórico como en la eternidad, la lucha constante del hombre por defender lo que ama. 

Asimismo, también pueden ser un marco de tolerancia en el que dos culturas opuestas encuentren el dialogo, que desgraciadamente, se perdió siglos atrás.


El alma festera no muere cuando el día 10, tras la comida, el primer tiro del Capitán Tarik, a las cinco en punto nos llena de melancolía cuando la procesión de "la Bajada" surca las ultimas calles del pueblo, los Caudetanos, unidos por la fe a María, entonan los versos que llevaran el resto del año en su interior: "Adiós, Virgen de Gracia, ruega por mí. Adiós, que el alma te dejo aquí."



El traslado de la Imagen a su morada habitual hace saltar de nuevo la emoción de las gentes Caudetanas y las lágrimas recubren el cemento ocre del camino como un renovar de la promesa de celebrar al año que viene cinco días de Fiestas en honor a su Patrona, pues el alma festera nunca muere, ni cambia, ni olvida.




Después de instalar a la Virgen de Gracia en su camerino Los Abanderados entrantes ejecutan su primer Ruedo y con el consiguiente Acompañamiento a las nuevas Capitanías termina para las familias festeras el penúltimo acto de las Fiestas.


Con el tradicional "correr la Traca" se realiza el ultimo colofón de Fiestas. Al correr bajo la traca encendida se saborea el ardor y el fervor que por la Fiesta sienten desde los niños hasta los abuelos, gentes de este pueblo Caudetano.



Fotos y Texto:  AGFOVIC. Derechos reservados

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