Sopa de
constelaciones brunas
como solaz de
eterno dibujante,
sordas figuras que
se mezclan
vencidas con el
pavimento del sueño.
Irrumpen suaves o
aceleran el paso,
como caricias
entre manos celebradas,
como crepúsculos
llamando al amante,
como larvas
atrapadas en tela de araña.
Aleteo de pasos,
balanceándose
llenos de olor
como besos de la tarde
en vuelos contra
la plomada y la quimera
atados por el rayo
de sol como sabanas.
Reyerta y juego de
la memoria niña
devorando todas
las fantasías,
peregrinación con
la vida a cuestas,
galopada sobre
empedrado de oro.
Galaxias que
golpean los ojos siderales
navegan en los
recuerdos y vuelan
al despuntar en la
mitad del día,
sorda pasión que
la realidad abate.
alzan recuerdos de
pedregal
con aromas de
crianza tostada
donde tomar cuerpo
e imaginación.
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