La Virgen de Gracia personifica la unión de todos,
el amor a nuestras madres, esposas, hijas, mujeres en definitiva. MUJERES enormes
y fuertes que nos han movilizado a todos, nos dan ese fuego familiar que nos
forja el cariño, el amor por la tradición, la luz y la pasión por las Fiestas,
compartiendo viandas y vivencias.
Hoy las Mujeres hacen una
verdadera oración cuando desfilan, cuando disparan, cuando derrochan belleza y pasión
hacia la tradición, cuando ruedan elegantes como plumas las banderas o alzan el
estandarte.
Francisco Fuster Ruiz “forastero murciano” en un artículo del año
2002 nos decía: “Si tuviera que buscar un pueblo para vivir elegiría Caudete, me compraría
un buen trabuco y me convertiría en > Mireno <”. A mí me paso igual.
¡Por ello nuestras madres, nuestras esposas e hijas, no podían ser menos!
Mujeres caudetanas que antaño blanqueaban las fachadas,
que en mi recuerdo preparaban las “pasticas”, las mesas con los gazpachos o las
pelotas según lo que tocara, que acicaladas para la ocasión iban a misa o
paseaban por el “mercao”, airosas todas ellas se encargaban de los trajes, de
vestir a sus chiquillos revoltosos y a sus hombres curtidos por sol y el
trabajo.
En palabras de otro
“forastero” José Perezgil del libro de Fiesta de 1970: mujer caudetana “que de niño nos enseño amar a
Caudete y todo lo que gira en derredor de sus Fiestas. La misma que nos ayudó a
vestir nuestro traje nuevo o el traje de la Comparsa a la que perteneces, y la
que callada en casa…”. Aquí discrepo, callada… NO.
Por eso yo añado hoy: también es mujer
festera, la que canta “los gozos”, va a misa y “rueda la bandera”. Aquella que
calza polainas, la que rezuma pólvora con los labios, y la que cuando te besa…
¡uhm! te pone toda la Fiesta en el alma.
Reinas, Damas... Mujeres
ellas ¿qué más da? Son la sal y la pimienta de nuestras Fiestas y coronan a
nuestra protectora Patrona con su alegría y belleza. Altar de los ausentes.
Reflejo de los que se han marchado de cuerpo, añoranza de los “Forasteros”.
“Forasteros”, Caudetanos que se van con las
golondrinas, todos ausentes por el mundo de Dios. Por lo que me toca. No
entraré a averiguar la razón de la ausencia de cada uno, eso no interesa aquí.
Pero… si conviene destacar como ya nos dijo Pedro S. Requena, notario de la
Villa, en un artículo de la revista de 1950: “siempre hay un denominador común, el recuerdo y el
amor a nuestra Virgen de Gracia, tanto que se suele seguir en la lejanía la
hora y la evolución de cada uno de los festejos.”
Continuaba Fray Elías Mª
Bañón en otro ensayo: “El Caudete noble y generoso tendrá para ellos un recuerdo y un saludo. Y
desde ahora haced votos por su prosperidad, doquier se hallen. ¡Ah! y por los
gazpachos, que a su salud se coman entre nosotros… ¡no les hagan daño! “
Y sí, la Patrona realza la Fiesta; y sí, a Ella se elevan las promesas, las alegrías, los cantos, las
banderas, las voces de nuestros corazones, cuando
“el Forastero” se va “queda la vista perdida en la lontananza, confundida con las verdes tierras
de los antiguos Praos.” Así nos lo
trasmitía ya Joaquín Pedrós por el año 1951. Protectora. Faro de Luz.
600 años de Luz, sin Ella no podemos vivir; no podemos
trabajar, no podemos comer, no podemos beber. ¡No podemos amar! Sin La Aurora,
moriríamos. Ella es el cosmos, nuestro mundo, el eje de nuestra vida. Luz de la
Fiesta.
Bástenos para “tantico” la siguiente estrofa de los Gozos:
“Pues sois de Caudete Aurora
Luz, Amparo, Norte y Guía”
Y al narrar los efectos
de la ocultación de la Imagen, termina:
“Pobres, huérfanos y extraños
Vivimos sin ver la Aurora.”
Nuestra Señora como Madre de la vida misma.
Fiestas como la vida misma.
Así lo describía Manuel
Otero Peón en su experiencia desde La Coruña. “Veo en esas Fiestas de Moros y Cristianos el Símbolo
de la Vida misma, de esta vida terrena, formada de luchas, de pasiones, de este
continuo batallar que es caer y levantarse y seguir. Caudete queda reflejado en
su vivir, en su fortaleza y en el flamear de las Banderas durante El Ruedo en
la Cruz; les oigo pedir su protección y amparo.”
Así sigo, y cada disparo de arcabuz, y cada carga
de trabuco, y cada gramo de pólvora de espingarda se unen en una inmensa
oración, un canto de Honor y Gloria, una Bienvenida y un Adiós a la Madre de
las madres, esposas, hijas y hermanas, porque para orar y para cantar no es
necesario mover los labios.
En cada disparo, en cada nota, en cada puntada, en
cada flor, en las especias y condimentos… EL
FESTERO, sea Mujer o “Forastero” pone sus ilusiones y esperanzas bajo los
pies de su Madre Protectora, “antes de irse por esos caminos de Dios”… o por esos
caminos de la tierra… o por la calle Estrecha… o por la de las Eras, el Molino
o el Moto. Calles, avenidas, caminos, mundo. En una palabra, Altar.
“Altarico”, que todos llevamos dentro, en lo más
intimo de nuestros corazones, en las maletas cargadas de recuerdos. Altar de
gozo y alegría multicolor, así es nuestra Fiesta a la Virgen de Gracia desde
hace 600 años. Por eso, su ayuda y protección la tenemos en todos los momentos
de nuestra aquilatada vida. Cada año, renovada con nuestro juramento. Que así
sea por los siglos.
Amigos, Caudetanos, Comparsas, Mayordomía, Capitanías 2014, Damas y Reina
de Fiestas 2014:
Brindemos por todos aquellos que con su trabajo
silencioso posibilitan que nuestras fiestas continúen y se renueven todos los
años.
Brindemos por nuestra Madre y Protectora, nuestra
Señora La Virgen de Gracia, corazón de la Mujer Caudetana, Faro de los
Forasteros y Luz de los Caudetanos. Que nos traiga unas Fiestas llenas de
pólvora, música, amor y alegría.
¡Viva la Virgen de Gracia, San Blas y San Roque!
MONTAJE VIDEO; PEPE REQUENA
HOMENAJE: JOSE TECLES
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