Memoria centenaria inmensa y desafiante
antes que la hienda un rayo,
antes que sea derribada por el hacha,
antes que la transforme el carpintero,
antes de ser fuego en un hogar,
antes que se descuaje por la tormenta,
antes que se tronche por un viento de la sierra,
antes que sus ramas sean vencidas
y pasto de un torrente que lo venda al mar.
LA ENCINA
Encina (Quercus ilex subsp. ballota) de gran tamaño.
Perímetro tronco (1,30 m): 2,30 m. y altura aprox. de 10 m. La anchura máxima
de la copa es de unos 15,3 m. Tronco con 3 ramas principales y raíces algo
visibles. Copa muy amplia, con forma de parasol, redondeada y bien formada. Se
encuentra, en zona forestal dominada por espartal y mucha superficie donde
aflora la roca madre, junto a una cañada cultivada de viñedos en espaldera.
Las hojas son perennes y permanecen en el árbol entre dos y
cuatro años, con una media de 2,7 años. Coriáceas y de color verde oscuro por
el haz, y más claro y tomentosas por el envés, están provistas de fuertes espinas en su contorno cuando la planta es
joven y en las ramas más bajas cuando es adulta, careciendo de ellas las hojas
de las ramas altas.
Su fruto se denomina bellota,
glande
de color marrón oscuro cuando maduran (antes, lógicamente verdes), brillantes y
con una cúpula característica formada por brácteas muy apretadas y densas, que
los recubren aproximadamente en un tercio de su tamaño. Se distingue también de
la coscoja la caperuza de las bellotas, ya que en ésta recubre el glande hasta
la mitad y el exterior es punzante; no así en otras especies, cuyas bellotas a
veces son muy parecidas a las de la encina. Maduran de octubre a noviembre y
algunos años incluso en diciembre. La corteza cuenta con gran cantidad de taninos,
por lo que es muy apreciada en las tenerías para curtir el cuero (especialmente utilizada en Marruecos), y junto con las hojas y
bellotas machacadas se prepara un cocimiento que resulta ser astringente y útil para desinfectar heridas.
Las bellotas más dulces, además de alimentar al
ganado, resultan comestibles para los humanos por lo que se comen a menudo
tostadas como otros frutos secos, o en forma de harina para hacer un pan algo
basto.
La encina es considerada árbol sagrado, como símbolo de
fuerza, solidez y longevidad.
EL PINO CARRASCO
Pino Carrasco (Pinus halepensis) de gran tamaño. Perímetro tronco
(1,30 m): 4,25 m., alcanzando 18 m de altura y 19 m de anchura máxima de copa.
Tronco macizo y tortuoso, con algunas raíces visibles. Presenta 2 ramas
principales y una secundaria tronchada. Copa desplazada hacia el NE. Se
encuentra en una margen de la Rambla de los Rincones, con juncos, genistas,
lastón, y otras plantas, a escasa distancia de la carretera A-14. Sus piñas son
consumidas por ardillas. Es un árbol originario de la región mediterránea, tanto norteña
como del sur. El nombre científico de la especie proviene del nombre de la ciudad siria de Alepo.
Las hojas tienen de 0,7 a 1 mm de
anchura y de 3,5 a 7 cm de longitud y son de un verde amarillento. Florece en
abril o en mayo y hace muchas piñas, de 5 a 12 cm de longitud, con un claro
pedúnculo y con escamas con escudetes poco prominentes.
Se utiliza en la producción de resina, madera, celulosa y ayuda a la conservación
del suelo frente a la erosión. También los incendios favorecen su propagación, puesto
que por un lado el fuego hace estallar las piñas y expande las semillas y de
otra las altas temperaturas favorecen la apertura de estas.
EL ALMÉZ
Alméz (Celtis australis) de copa redonda y ancha, de más de 17
metros de diámetro en su base, crece en terreno arenoso, en el centro de un
bancal donde tiene un alto nivel de humedad. Presenta tres ramas principales en
muy buen estado sin síntomas de enfermedad. En los bancales colindantes,
pertenecientes a “la microreserva de los Arenales de Caudete”, crecen numerosos
familiares más jóvenes de esta especie. El fruto, llamado almeza, almecina o latón,
entre otros, es comestible y de sabor agradable; es una drupa carnosa de alrededor de un centímetro
de diámetro, casi negro por fuera y amarillo por dentro en su madurez, con un
hueso del tamaño de un grano de pimienta. Crece solitario sobre largos pedúnculos en las axilas de las hojas.
Florece entre marzo y
abril, y sus frutos maduran a fines de verano y en otoño. Indicaciones: se usan
las hojas como astringente, anti
diarreico y antihemorrágico. La
infusión de sus frutos verdes y de sus hojas se utiliza también como remedio de
la disentería y
como regulador del flujo menstrual de las mujeres. Se
recolectan en junio cuando los frutos están todavía inmaduros.
Otros usos: Los frutos, comestibles, se pueden usar para preparar mermeladas. La madera, apreciada para trabajos de
torneado, se usaba para hacer fustas y látigos. La corteza y las raíces tienen una esencia,
usada como colorante amarillo para tintar la seda.
De tus ramas cuelgan los días,
campanario de sombras
dando cobijo a enamorados suspiros,
cortinas a la lluvia y el viento.
En el juego corona que silba
y se mece anclas levando,
crujir de jarcias plenas de nidos,
vértigo de años casado en anillos.
Umbría del verano y su estío,
al caminante cansado le espera su frescor,
susurrando misterios y conjuros
entre grietas de corteza arrugada de años.
Faros verdes en las primaveras,
en el invierno recogen velas,
carracas de vida fijas en el horizonte
donde el tiempo solo se transforma.
Garras que atrapan nubes del cielo,
esbeltos y cimbreantes alcázares
de amores mensajeros a través
entre baños de sol y lluvia.
Descuelgan de frutos pureza
entre hojas de malla y seda,
sometiendo culebras de raíces
a la majestad de la tierra.
POEMA "MEMORIA CENTENARIA" BY SEPP
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