Quietas ante la
lente,
galantes bajo un
flash de luz,
formas de vida
posando
como el patio de
recreo inquieto,
dirigido por un
director ausente.
Ahora el tiempo es
una especie de juego,
encrucijada de
frutas torreadas,
enjambre de
trastos en la plaza,
de plateadas
centellas sin mar
vagando como
objetos en el cerco de la pose.
Sensibilidad de la
naturaleza
revolando sobre el
tiempo
que habla de las
cosas de siempre,
de las desmigajas
del mundo,
desbordando
marcos congelados.
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